Este artÃculo fue publicado originalmente el pasado 23 de abril de 2019 en el medio eldiario.es junto con El Orden Mundial por el investigador junior del Navarra Center for International Development David Soler Crespo. Aquà pueden ver un extracto del análisis. Pueden encontrar el artÃculo completo aquÃ.
Hace 25 años Sudáfrica marcaba el fin del apartheid. El proceso que comenzó en 1990 culminó con la celebración de unas elecciones generales el 27 de abril de 1994, que ganó el Congreso Nacional Africano (CNA), liderado por Nelson Mandela. Se inauguraba asà la "nación arcoiris", como acuñó el arzobispo Desmond Tutu. Un periodo de esperanza, optimismo y expectativas grandes en un proyecto que se resquebraja un cuarto de siglo después.
La democracia, el Estado de derecho y las libertades civiles se han asentado, pero la desigualdad económica, el desempleo y las protestas son cada vez mayores contra un CNA que ha abrazado un sistema capitalista clientelar y corrupto que beneficia a las grandes corporaciones y aquellos afines al gobierno. Las elecciones del próximo sábado 8 de mayo son una prueba de fuego para un partido que lleva ininterrumpidamente en el gobierno desde el fin de la supremacÃa blanca y que ve como la oposición crece a izquierda y derecha a su costa.
Un sistema que beneficia a unos pocos
El declive de ideologÃa y moral de la CNA ha venido acompañado de la acomodación a un régimen capitalista que no pudieron cambiar. A su llegada al gobierno en 1994 el partido aceptó aplazar la creación de un Estado socialista debido a las grandes dificultades que entrañaban para la viabilidad de su proyecto. Con el poder económico en manos de afrikáners, el declive del socialismo con la caÃda de la Unión Soviética y la falta de experiencia, la CNA aceptó jugar en el sistema.
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