Este artÃculo fue publicado originalmente el 17 de noviembre de 2017 en la sección Planeta Futuro del diario El PaÃs. El autor es el investigador junior del Navarra Center for International Development David Soler Crespo. A continuación se reproduce parcialmente el artÃculo. Puede consultar el artÃculo original aquÃ.
La última noche de Halloween, en la que los occidentales se disfrazan para dar miedo y los niños piden dulces en las puertas, un chico centroafricano consiguió escapar de las garras del Ejército de Resistencia del Señor (LRA), el grupo que lidera Joseph Kony. Seis dÃas después llegó caminando a la zona de Sam Ouandja, al este de la República Centroafricana, según informa el LRA Crisis Tracker. Como él, unos 100.000 niños han sido secuestrados por los terroristas, dicen los datos de la ONU. Los chiquillos de no más de 12 años son sus preferidos: sin gran capacidad fÃsica para resistirse, fácilmente moldeables y con un largo futuro como soldados.
La lucha contra el LRA ha conseguido reducir el número de combatientes, pero el grupo no está muerto. Sigue matando. Sin embargo, el Ejército de Uganda, apoyado por EE UU, anunció en abril de 2017 que se retiraba de la lucha contra el LRA, proclamando su victoria. La retirada de efectivos obliga a otros métodos para terminar con el grupo armado. Y la radio puede ayudar.
En el año 2000, el Ejecutivo de Uganda aprobó una ley de amnistÃa para los combatientes que pocos creyeron y a la que menos aún se acogieron. Una iniciativa que les prometÃa libertad y la reinserción en la sociedad. Convencer a estos niños a dejar las armas es clave, pero muchos tienen miedo. Temen represalias por parte del Gobierno, de su comunidad y de su familia. Pero, ¿cómo convencerles?
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