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20 de Noviembre, 2017
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Escrito por NCID

El inglés es la lengua oficial en Nigeria. Es el idioma que, por lo tanto, se utiliza en conversaciones de trabajo, en textos y comunicaciones de instituciones públicas y en el cual se imparte la educación. Sin embargo, de los más de 185 millones de nigerianos, unos 70 millones hablan Hausa como primer idioma; 28 millones hablan Yoruba como lengua materna y 24 millones son nativos de la lengua Igbo. Además, a lo largo de Nigeria se hablan hasta 520 idiomas diferentes. “Cuanto mayor es la diversidad más difícil es llegar a un compromiso sobre cuál debería ser la lengua oficial. En esos casos se acaba imponiendo el status-quo, es decir, la lengua colonial, lo cual supone un coste importante para los ciudadanos”, asegura el Dr. Rajesh Ramachandran. El 20 de noviembre presentó su estudio Lingüistic Diversity, Official Language and Nation Building: Theory and Evidence en la Universidad de Navarra.

La diversidad lingüística ha sido señalada en numerosas ocasiones como causante de bajos niveles de alfabetismo y falta de desarrollo. Sin embargo, el estudio que presenta el Dr. Ramachandran podría demostrar lo contrario. Su investigación se centra en África subsahariana, aunque podría aplicarse a los países que se independizaron tras la Segunda Guerra Mundial. “El idioma colonial se impone porque ya está institucionalizado y la gente cree que no pertenece a ningún grupo: no es tuyo ni mío, es neutral”, asegura. Sin embargo, el Dr. Ramachandran añade que aceptar el status-quo sí que discrimina entre pobres y ricos, ya que estos últimos lo tienen más fácil para aprender en lengua colonial.

La falta de acuerdos en materia lingüística han creado grandes desigualdades. Para poder llegar a un pacto satisfactorio el investigador identifica dos factores clave: que el idioma escogido sea similar a la lengua nativa de los ciudadanos y que tenga un amplio uso en la sociedad. “Las lenguas coloniales en África subsahariana no tienen ni una ni otra: no son utilizados en entornos informales y son muy diferentes a los idiomas locales”. 

Aquellos que más sufren la imposición de una lengua desconocido son el sector más vulnerable de la población: los niños. El Dr. Ramachandran centra su estudio en los efectos en la educación, pero en lugar de mirar a los datos de escolarización, lo focaliza en los resultados educativos. “En algunos casos es impactante descubrir que cinco años después de entrar en la escuela hay niños que no saben leer una frase completa”, afirma. “No es lo mismo aprender matemáticas en tu lengua materna que hacerlo en una desconocida”.

Las barreras en el idioma podrían tener un efecto devastador en el desarrollo de África subsahariana. Con bajos niveles de alfabetismo y falta de formación y capacidades, el desempleo juvenil está destinado a subir en un continente que espera tener 830 millones de jóvenes en 2050. “Se debe diferenciar entre aprender un idioma colonial e imponerlo como la lengua oficial y en la educación”, concluye el Dr. Ramchandran.