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21 de Mayo, 2018
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Escrito por NCID
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La calidad de la educación es un indicador clave para analizar el desarrollo de un país. El acceso a la enseñanza y los niveles de alfabetismo muestran el nivel de ciudadanos educados e informados que un país tiene. Etiopía tiene un nivel de alfabetismo del 49% según los últimos datos en 2015. Sin embargo, nivel de alfabetismo juvenil, entre 15 y 24 años, ya era mucho mayor, del 69,5%.

Si separamos los datos por género, el alfabetismo total de las mujeres es de un 41,1%, pero este incrementa al 67,8% si se tiene en cuenta solo a las jóvenes. Tanto hombres commo mujeres asisten más a clase y están más alfabetizados y esto tiene consecuencias en el estilo de vida y composición familiar.

Luke Chicoine, profesor asistente del Departamento de Economía en Bates College, estudia en su investigación Free Primary Education and Fertility: Evidence from Ethiopia los efectos que tuvo la introducción de la educación gratuita y programas educativos para aprender el idioma nativo en los años 90 en la fertilidad y elecciones familiares.

“Cuanto más acudían los estudiantes al colegio más incrementaron los niveles de alfabetismo y era más probable que tuvieran mejor información sobre la salud”, aseguró Chicoine durante su presentación en el marco del último Navarra Center for International Development Weekly Seminar del curso el pasado 21 de mayo. “Para las mujeres etíopes los resultados muestran que cuanto más fueron al colegio, menos hijos tuvieron”, añadió.

La eliminación de las tasas escolares no sólo incrementó la asistencia, sino que cambió la enseñanza y las estructuras familiares. Con el incremento de mujeres en las aulas incrementó la posibilidad de que entraran al mercado laboral más allá de la agricultura de la subsistencia. Como consecuencia de ello tenían el tiempo más ocupado y la demanda de hijos decreció.

Chicoine asegura que en este proceso no fueron las mujeres las que imposieron este nuevo modelo familiar. “Ellas se casaron con hombres más educados, más productivos y que a su vez también querían familias más pequeñas”.  Sin embargo, la investigación de Chicoine muestra que estos cambios no supusieron un mayor control por parte de la mujer en las decisiones del hogar. “Fue el cambio en la demanda del tamaño familiar lo que redujo la fertilidad, no una consecuencia de un mayor empoderamiento de la mujer en la casa”, concluyó.