The Navarra Center for International Development elabora una serie de gráficos cada semana centrados en un tema por mes. En enero han sido sobre Demografía. A continuación, un análisis por regiones.
Centroamérica
Aproximadamente dos tercios de los ciudadanos de Guatemala viven en condiciones de pobreza al considerar un enfoque multidimensional, lo que significa que carecen de acceso a un servicio primario, según datos del Índice de Pobreza Multidimensional de Guatemala. Guatemala es, por mucho, el país con mayor índice de pobreza de Centroamérica, seguido por el vecino Belice con un 41% y lejos de El Salvador con un 33% y Honduras con un 30% de población en situación de pobreza. Existe una amplia variedad de causas: la violencia pública de las pandillas callejeras, la corrupción, la falta de oportunidades de empleo y los peligros causados por eventos climáticos extremos como los huracanes.
Todos estos factores se suman a los efectos económicos de la pandemia de coronavirus, que ha aumentado la pobreza en todo el Triángulo Norte. El Salvador ha sido el peor parado, con un 9,8% de incremento en la pobreza extrema, seguido de Honduras con un 5,5% y Guatemala con un aumento del 2,1%. Estos eventos alimentan la migración de personas de Centroamérica a Norteamérica en busca de un futuro mejor. Aproximadamente un 9% de la población de la región vive en el exterior, un total de 4,5 millones de personas. De ellos, 3,4 millones son ciudadanos de los tres países del Triángulo Norte que viven en los Estados Unidos de América.
Sudeste Asiático
Filipinas es el decimotercer país más poblado del mundo y el segundo del Sudeste Asiático, solo por detrás de Indonesia. El país es, al mismo tiempo, el segundo más densamente poblado de la región, solo detrás de Singapur, con 358 habitantes por km. Casi uno de cada cuatro filipinos vive en Metro Manila, la cuarta área urbana más grande del mundo con 25 millones de habitantes.
Casi la mitad de las personas que viven en ciudades lo hacen en condiciones precarias en barrios marginales sin servicios. Estas personas han sido las más vulnerables a los efectos sociales y económicos de la pandemia de coronavirus, ya que el virus golpea áreas más densamente pobladas. Un 86% de los pobres en zonas urbanas experimentaron una disminución en sus ingresos durante la cuarentena impuesta por el gobierno y la mitad de esos hogares experimentó inseguridad alimentaria, según una encuesta del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. En total, el 21,6% de la población de Filipinas vive en la pobreza.
África subsahariana
Kenia clasifica oficialmente a su población por comunidades étnicas. De los 45 reconocidas, 5 representan dos tercios de la población, pero ninguna llega a una quinta parte de la población del país. La política en Kenia se ha alineado por comunidades, y estos grupos históricamente se han unido entre ellos para alcanzar el poder. Hasta la fecha, 3 presidentes han sido Kikuyu –Jomo y Uhuru Kenyatta y Mwai Kibaki– por 1 Kalenjin, Daniel arap Moi, mientras que los Luo han estado tradicionalmente en la oposición. El sistema de descentralización implementado en 2013 abrió la posibilidad de gobernar en sus condados a 18 líderes de 12 comunidades étnicas diferentes a las de las cinco más grandes.
Estas cinco comunidades principales viven en el centro, oeste y sur de Kenia, que son también las áreas con las tierras más fértiles y de mayor riqueza. En cambio, las zonas norte y este del país son las menos desarrolladas. Todos los condados del centro de Kenia tienen un índice de pobreza por debajo del promedio nacional, mientras que las 10 regiones con la pobreza más extendida están habitadas por comunidades minoritarias como los Borana, Somalí, Orma, Samburu y Turkana.
El gobierno sudafricano no clasifica a sus ciudadanos por etnia, sino por raza. Todos se agrupan en cuatro grupos: africanos, mestizos, blancos y asiáticos. La parte oriental del país está habitada principalmente por africanos, mientras que los ciudadanos mestizos predominan en la provincia de Western Cape. Los blancos se centran en las zonas urbanas y los asiáticos principalmente en la provincia de Gauteng.
A pesar de ser solo un 7,9% de la población y de haber pasado tres décadas desde el fin oficial del apartheid, los blancos todavía ganan tres veces más ingresos que los africanos. Esto se refleja en el desempleo, teniendo los africanos una tasa cinco veces mayor que los blancos. La desigualdad económica también se traduce en pobreza. Los sudafricanos negros representan el 94,4% de todos los pobres crónicos, el 86,4% de los pobres transitorios y el 91,1% de la población vulnerable de Sudáfrica, mientras que los blancos solo representan el 1,6% de los pobres transitorios, el 0,1% de los vulnerables y ninguno de los pobres crónicos. Sudáfrica es el país más desigual del mundo en términos de ingresos con un coeficiente de Gini de 0,63, y la desigualdad ha aumentado desde el advenimiento de la democracia. El 10% más rico de los ciudadanos sudafricanos posee el 71% de la riqueza del país, mientras que el 60% de las personas solo tiene un 7% de la riqueza total, y los blancos representan dos tercios de la élite del país por un 22,4% de africanos representados entre la clase más rica.