1994. La revolución Zapatista centra la atención del país en la región sureña de Chiapas, el segundo estado más pobre del país. Es la lucha del pueblo indígena, mayoría en la región y que reclama sus derechos sobre la tierra ocupada. El lugar ha traído mucha atención política por parte del gobierno, quien desde entonces ha invertido fuerte en infraestructura y educación.
“25 años después se han construido carreteras, aeropuertos, puertos y se ha mejorado la escolarización, con una mayor cobrrtura y mejor calidad de la enseñanza”, dice Miguel Ángel Santos, Investigador Residente Senior del Center for International Development de la Universidad de Harvard. “Aún así, el lugar continúa siendo pobre”. El investigador presentó el proyecto Place-specific Determinants of Income Gaps: New Sub-National Evidence from Chiapas, Mexico en un seminario en la Universidad de Navarra el pasado 23 de octubre.
El gobierno mexicano hizo un esfuerzo por mejorar la cobertura escolar. Los resultados de un test estandarizado a nivel nacional muestran cómo la brecha con la media del país se redujo de 3.5 a 1.8 puntos. El objetivo se ha cumplido.
La radialidad de las carreteras desde Ciudad de México impedía conectar pequeñas poblaciones lejanas. En 2002 comenzaron una política centrada en cada región, y las distancias se redujeron. Ahora Chiapas, con cinco millones de habitantes, tiene buena conexión por carretera, tres aeropuertos y un puerto cerca de la capital. El objetivo se ha cumplido.
“El dinero no se ha malgastado porque tienen los resultados que querían”, dice Santos. “Pero no tienen los ingresos esperados. Para ganar el mismo salario hacen falta seis años de escuela en Mexico, pero diez en Chiapas”.
Los datos muestran que los chiapanecos que emigran a otra región mexicana tienen el mismo salario que los que no son chiapanecos en ese lugar. La educación no es por lo tanto un problema. La infraestructura tampoco. Entonces, ¿cuál es el problema? Santos lo tiene claro: “Nuestra conclusión es: se ha invertido mucho en factores individuales e infraestructura. Faltan los factores del lugar.”
Chiapas tiene ventaja en la producción de 350 productos. Sin embargo, estos son producidos por una mayoría del resto de estados mexicanos. Además, sus exportaciones se centran en minerales, vegetales y un poco de electrónica, mientras que en todo México hay un rango mucho mayor de productos. Los lugares pobres suelen producir menos productos que además más gente puede realizar.
Poca gente emigra de Chiapas. ¿Por qué? Las propiedades son comunales en la región y uno no puede vender su vivienda, la cual puede ser arrebatada. Además, aquellos que se van se enfrentan a una multa de 1.800 dólares si no vuelven para atender las reuniones del consejo comunal. Al final, la movilidad se reduce y es limitada.
Santos recomienda cuatro pasos para potenciar un mayor ingreso en Chiapas. Primero, crear una agencia regional para atraer a empresas que tradicionalmente se han asentado en el norte del país, creando el ambiente necesario para su llegada a la región del sur. Segundo, crear una zona económica especial y negociar con la población indígena para alquilar sus tierras y darles un empleo. Tercero, cambiar la política de vivienda, basada en dar un hogar gratis en un lugar remoto y ya, y cuarto, pensar cómo conectar a la población con el trabajo. Para ello es clave invertir en transporte público para conectar a las personas con el centro urbano donde están los empleos. “Es el problema del huevo y la gallina. Si no hay buses, no hay gente, si no hay gente, no hay personal para trabajar y si no hay personal, no hay empresas”, concluye Santos.