Sin importar el lugar, la educación es necesaria para el desarrollo. La asistencia escolar regular es básica, pero es difícil de conseguir, a veces por el contexto sociocultural, otras por la falta de motivación. Y cuando se trata de motivación, tanto los padres como los estudiantes pueden tener sus propias posiciones.
Es por eso que Christine Valente, PhD en Economía de la Universidad de Bristol, y Damien de Walque, economista principal del Grupo de Investigación para el Desarrollo del Banco Mundial, intentaron saber "cómo mejorar las políticas que apuntan a aumentar la asistencia escolar, especialmente en los países en desarrollo", como dijo Valente en la presentación de su artículo Incentivando la asistencia escolar en presencia de fricciones de información entre padres e hijos, en un seminario organizado el pasado 22 de octubre en la Universidad de Navarra.
"La principal novedad del documento es que estamos tratando de entender básicamente cómo se toman las decisiones dentro del hogar a través de algún tipo de interacción entre los padres y los niños", explicó Valente, quien realizó la investigación en 173 escuelas de Mozambique.
"La teoría nos dice que incentivar a los niños puede ser más efectivo que incentivar a los padres", afirmó. Después de probar varios métodos para incentivar la asistencia a la escuela, los investigadores descubrieron que sólo dando información a los padres sobre la asistencia de sus hijos aumenta la asistencia en un 7%, y dando información de su propia asistencia más cupones a los estudiantes para que los canjeen por productos aumenta su asistencia un 13%. Ambos métodos, además, funcionaron mejor que sólo dar dinero a los padres.
Sin embargo, el éxito inicial de la educación no viene directamente a través de la asistencia escolar, sino a través del aprendizaje, y el punto de partida de ambos es la motivación. Sobre esto, el trabajo de campo en Mozambique llevó a la conclusión de que “incentivar a las niñas sobre su propia asistencia también mejoró el aprendizaje, específicamente en matemáticas”, en lugar de “simplemente incentivar a los padres con dinero en efectivo”, como afirmó Valente. Dar dinero a los padres en este tipo de programas "es un plan muy popular en los países en desarrollo" y, según su investigación, aumentó la asistencia, pero no mejoró el aprendizaje.
Finalmente, para que todo esto sea posible, es necesario estructurarlo a través de implicaciones políticas, lo cual es un objetivo a largo plazo que podría enfocarse en los estudiantes, también con un costo menor si sólo implica darles información, según Valente: "Si el objetivo de quien hace las políticas es que la asistencia aumente y que el aprendizaje mejore, cuando haya suficientes fondos para considerar incentivar a los padres o a los niños, sería preferible incentivar a los propios niños".