¿Qué determina el sistema tributario y la redistribución en un ambiente político democrático? Recientemente, el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, propuso la mayor reducción de impuestos en décadas. Muchos prevén que esta medida beneficie a las élites y reduzca la redistribución, aumentando la desigualdad en la sociedad. Esto marca un cambio con la época entre los años 50 y los 80, en la que vimos un claro incremento en el estado de bienestar en Estados Unidos.
Una mayor desigualdad implica que hay un votante medio más empobrecido con respecto a la media, lo cual los economistas creen que empuja a los gobiernos a subir los impuestos para aumentar la distribución. Aunque la desigualdad de renta siempre ha sido un factor que ha influido en la fijación del sistema tributario, no debe ser el único factor a tener en cuenta. Ignacio Campomanes, estudiante de doctorado en la University of Minnesota, introduce la movilidad social y la evasión de impuestos como dos factores más en su investigación The Political Economy of Inequality, Mobility and Redistribution, where he studies the fiscal policy.
Campomanes divide a la población entre rica y pobre y utiliza dos tipos de modelos para su estudio. Primero, analiza la movilidad social en una sociedad. “Todo el mundo nace en una familia, la cual puede ser rica o pobre, y esto afecta directamente a tu dotación económica. La probabilidad de nacer en una familia rica y ser rico es más del 50 por ciento, al igual que la probabilidad de nacer en una familia pobre y ser pobre es más de la mitad”, explica.
Su modelo predice que los incentivos para que los ricos paguen impuestos dependen en gran medida de la movilidad social. En una sociedad con alta movilidad, en la que un rico puede acabar siendo pobre y un pobre acabar siendo rico, los que más dinero tienen se protegen de esta amenaza pagando impuestos, ya que así pueden beneficiarse de ellos, y aumentan así la redistribución. Pero si los ricos saben que siempre serán ricos no tendrán incentivos para pagar impuestos, bajando la redistribución. Ambos efectos son muy notables en una sociedad con altos niveles de desigualdad de renta.
En este contexto, el estudio muestra que hay una correlación muy positiva entre alta movilidad social y redistribución de la riqueza. “Alrededor de un 80 por ciento del incremento en la desigualdad antes de impuestos se elimina con una mayor distribución de la riqueza en aquellas sociedades con gran nivel de movilidad social, mientras que este efecto se disipa hasta sólo un 10 o 20 por ciento en sociedades con poca movilidad social”, muestra Campomanes.
Es por ello que Campomanes estudia cómo encontrar un sistema tributario en el que los impuestos sean los más altos posibles para generar una mayor redistribución de la riqueza sin desincentivar a los ricos a pagar sus impuestos. “Los pobres siempre van a cumplir con sus requisitos tributarios, ya que reciben un beneficio real del sistema”, argumenta. “Para los ricos dependerá de la tasa”.
Un incremento en los impuestos incrementa la utilidad para los pobres, pero la decrece para los ricos. Hay un momento en el que los más adinerados llegan al punto de equilibrio, en el que les es indiferente pagar o evadir impuestos. Es en ese punto donde se puede colocar la mayor tasa de impuesto “con la que los ricos aún cumplan”, concluye Campomanes.