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12 de Noviembre, 2019
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Escrito por NCID

"Una de las lecciones es que a veces lo que pensamos no se traduce necesariamente a la realidad". Estas palabras de Catia Batista, co-fundadora de Novafrica, resumen muchas de las impresiones tras el primer NCID Workshop sobre Migración celebrado el pasado 11 de noviembre en el Instituto de Cultura de la Sociedad de la Universidad de Navarra. 

El evento comenzó con una breve presentación de Blanca Moreno-Dodson, directora del Center for Mediterranean Integration, organización afiliada al Banco Mundial. Moreno-Dodson expuso el trabajo de su centro y diferenció las tres causas que hacen posible la migración: las causas macroeconómicas, que se centran en la situación socioeconómica y política de un país; las microeconómicas, que abordan las ambiciones y situaciones personales, más relacionadas con el entorno local; y las mesoeconómicas, que abordan las leyes y reglamentos sobre movilidad.

Tras su presentación comenzó el taller de investigación. En total hubo cinco presentaciones de destacados investigadores sobre migración que abordaron diferentes temas: las razones para abandonar el país de origen, las principales rutas que siguen los que intentan llegar a Europa, cómo gastan su dinero una vez en el país de acogida, cuántos migrantes optan por un puesto político en su nueva residencia y cómo la libertad de movimiento ha fomentado la migración dentro de Europa.

La investigación de Batista se centra en responder a una pregunta: ¿puede cambiarse la voluntad de migrar irregularmente proporcionando información específica sobre la incertidumbre al llegar? Su trabajo introdujo un ensayo de control aleatorio en Gambia, un pequeño país de África Occidental donde los que migran son en un 99% hombres. El estudio se centra en este grupo y comprueba si los inmigrantes conocen las posibilidades de morir en la ruta y de conseguir un estatus legal una vez en el país de destino. "La gente pensaba que la posibilidad de morir era de una de cada dos y aun así la mitad de ellos estaban dispuestos a emigrar", explicó Batista. Se estima que en promedio alrededor del 20% mueren durante su viaje, lo que muestra que incluso sobreestimando el cálculo estaban predispuestos a migrar.

Los hombres entrevistados también sobreestiman sus posibilidades de obtener un estatus legal y respondieron que creen que la mitad de los que llegan reciben uno, aunque en realidad es más cercano a un tercio de ellos. La investigadora concluyó reflexionando sobre el poder de la información. "Es probable que el hecho de proporcionar información más fiable sobre la migración modifique las decisiones en materia de migración irregular. Pero los resultados pueden ser sorprendentes".

Muchos de los que pasan por Gambia escogen la Ruta del Mediterráneo Central (RMC), una opción para muchos inmigrantes irregulares. Mariapia Mendola, profesora asociada de Economía en el Departamento de Economía de la Università di Milano-Bicocca se refiere en su estudio a cómo la apertura de la RMC en 2011 después de la Primavera Árabe aumentó la migración a través de esa ruta. "Una vez que el régimen de Muammar Gaddafi colapsó, Libia dejó de ser un país de destino y comenzó a ser un centro de migración a través del Mediterráneo", explicó. "La gente fija la crisis de los refugiados en 2015 en Europa, pero el inicio es en Italia en 2011, con un pico muy relevante".

La investigación calcula la distancia georeferenciada entre un país de origen y uno de destino y la compara con datos nacionales para analizar cuáles son las rutas más cortas para la migración y si han cambiado después de 2011. "Nuestro estudio no es una prueba sobre cómo funcionó la apertura de la RMC, sino una investigación acerca de cómo afectó el cambio sobre el costo de migrar irregularmente", dijo Mendola. "En ese sentido, por ejemplo, la ruta de menor coste entre Sudán y Suiza en 2010 iba hacia el este y en 2012 pasaba por África Central".

El coste medio de cruzar el Mar Mediterráneo, tan solo el último tramo de un largo viaje, suele oscilar entre 1.000 y 1.500 dólares. Mendola aseguró que se necesita una gran disminución en el coste de la migración irregular para ver un cambio efectivo en las tendencias y que la demanda es altamente elástica. "Esto exige que la Unión Europea adopte un enfoque relacionado con la demanda en lugar de un enfoque de securitización en las fronteras, ya que la actual política de migración no tiene en cuenta la demanda de migración y el poder de mercado de las mafias, y tampoco es realista patrullar toda la región mediterránea", concluyó.

Una vez en destino

Los migrantes viajan en busca de un futuro mejor para ellos y sus familias. Dentro de Europa, la migración fue fomentada después de la constitución de la Unión Europea, ya que la libertad de movimiento redujo el coste de cambiar de país. "Esto se vio especialmente en 2004 con la entrada de 10 nuevos Estados miembros", dijo Davud Rostam-Afschar, profesor adjunto de la Universität Hoffenheim, quien presentó su investigación sobre la fiscalidad y la movilidad laboral en Europa. "Las tarifas de entrada, los permisos de trabajo, los requisitos de ciudadanía y los permisos de residencia son algunos de los obstáculos, entre otros", dijo. Rostam-Afschar destacó la importancia de la migración entre países europeos, ya que dijo que en el punto álgido de la crisis de refugiados en 2015 llegaron 1,5 millones de personas, pero que ese mismo año 2 millones se trasladaron entre países dentro del continente.

Conocer cómo gastan su dinero los migrantes es también un dato interesante para saber qué impulsa la migración y cómo afecta a los países de acogida. En este sentido, Christoph Albert, investigador postdoctoral del Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI), muestra en su trabajo que los inmigrantes envían más del 10% de su ingresos en remesas a su país y gastan entre un 2 y un 5% menos en vivienda. Esto se debe a que los migrantes sustituyen el consumo local por el consumo en el país de origen.

La llegada de migrantes también tiene un efecto en el coste de vivienda. "Los inmigrantes se concentran en ciudades caras y con altos salarios", dijo Albert. Esto contribuye a la disparidad de ingresos y aumenta el coste de vida entre ciudades, pero aumenta la productividad y el bienestar de los trabajadores nativos al mover la actividad económica de lugares de baja productividad a los de alta productividad.

Para lograr una buena situación económica y sentirse integrados en sus nuevas sociedades, los inmigrantes necesitan políticas públicas que apoyen su llegada y su trabajo. En ese sentido, la representación política de los grupos minoritarios es importante para el buen funcionamiento de la democracia, porque los atributos de los políticos modelan las políticas públicas. Anna Rosso, profesora adjunta del Departamento de Economía, Gestión y Métodos Cuantitativos de la Universidad de Milán, comprueba en su trabajo si la integración política y económica está entrelazada con un experimento en las elecciones locales en Noruega. Allí, Rosso encontró que hay menos inmigrantes candidatos que nativos y existen diferencias en términos de género, edad y educación, con más mujeres nacidas en el extranjero como probables candidatas que nativas y una mayor tardanza en dar el paso a la política, que se produce casi 15 años después de los nativos. "Encontramos que los inmigrantes candidatos forman parte de partidos creíbles, son más bien hombres y están activos laboralmente”, dijo Rosso, quien concluyó que la involucración de inmigrantes en política es más vinculante cuando una lista se llena y más dado en áreas urbanas que rurales.